Caos en el partido republicano
El segundo Súpermartes de la temporada de primarias en Estados Unidos pasó lo que cabía esperarse: Donald Trump arrasó en cuatro de los cinco estados en liza. Entre ellos, dos de los más importantes en número de delegados, pero también por las características sociales de sus votantes: los blue collars y los latinos.
El segundo Súpermartes de la temporada de primarias en Estados Unidos pasó lo que cabía esperarse: Donald Trump arrasó en cuatro de los cinco estados en liza. Entre ellos, dos de los más importantes en número de delegados, pero también por las características sociales de sus votantes. Florida e Illinois suponían ganar Chicago - el voto de los denominados blue collars, trabajadores de la industria pesada, como la automovilística y del acero; y ganar el voto latino en la Florida.
Pero, además, suponía para Donald Trump provocar que abandonase la carrera el aspirante preferido por el establishment republicano, el joven Marco Rubio, que era arrasado en su estado natal. Trump no pudo con John Kasich, que arrasó en Ohio, pero lo que las encuestas dicen es que es muy difícil que gane el resto de los estados que quedan en liza hasta mayo, la misma situación que le sucedería a Ted Cruz.
Con este panorama de ruptura en el Partido Republicano, el "todos contra Trump" es un problema más allá de presentarse contra él en las primarias porque, si hay una cosa evidente, es que los republicanos están mucho más movilizados que los demócratas en estas elecciones, que parte de esa movilización la está arrastrando el multimillonario neoyorquino, pero que su popularidad ha dividido en dos al partido mas antiguo de Estados Unidos.
Los republicanos del establishment estudian ahora la creación de un posible tercer partido que sería liderado por los actuales Cruz y Kasich (aunque ellos no han dicho esta boca es mía), y forzar a Trump a presentarse como independiente.
Otra voces, también del establishment, como es la del presidente y portavoz de los republicanos en el Congreso, Paul Ryan, pide "calma a los republicanos" y "unidad" a los candidatos. Pero, tal y como dijo Marco Rubio, cada día es más difícil respaldar a un hombre como Trump, por mucho que el neurocirujano Ben Carson asegure que hay dos Donald.
Las últimas encuestas aseguran que el 39% de los votantes republicanos consideraría votar a un tercer partido si los candidatos presidenciales finales son Trump y Clinton. Una opción que estaría apoyada por representantes tan importantes como Erick Erickson, importante activista republicano, o el exasesor de Bush Bill Witchterman.
Estos hombres estarían también dispuestos a rescatar a Marco Rubio, toda vez que el 81% de los latinos asegura no respaldar a Trump. Según una encuesta de Washington Post / Univisión, el 19% de los latinos respaldarían al magnate, mientras que George Bush consiguió en 2004 el voto del 40% de los latinos.
El miércoles por la noche, en Foxnews, su presentador estrella, Bill O´Reilly, entrevistaba al presentador estrella de Univisión, y hombre del año según Time, Jorge Ramos, quien aseguraba lo que todo el mundo sabe: que Trump es un racista y que los latinos no le votarán por sus declaraciones absolutamente inadmisibles.
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Con ésta situación, nos enfrentamos al tercer Súpermartes de éstas primarias, el próximo 26 de abril. Fundamental para saber si Kasich gana Pennsylvania, gracias al apoyo de los seguidores de Marco Rubio, y cómo reacciona Nueva Jersey, el estado de Chris Christie, y el estado de Nueva York. Después llegará California como el siguiente territorio clave.
Mientras tanto, el futuro de Marco Rubio está por decidir. Rubio de 44 años, se retira a sus cuarteles de invierno, y muchos aseguran que es el segundo Ronald Reagan, recordando que éste perdió frente a Ford pero regresó con fuerzas renovadas y creó el movimiento que más ha influido en la historia política reciente de Estados Unidos.
Aunque primero hay que ver quién gana entre los republicanos, y después, si son capaces de vencer a una fortísima Hillary Clinton, que ya es la candidata virtual de los demócratas, tras barrer literalmente a Bernie Sanders el último martes en los cinco estados en los que hubo primarias.