11 canciones para el Mundial
Para saludar la llegada del Mundial, para los que no les gusta el fútbol, por si hay que remontar un partido... Aquí va una lista de canciones (11, en concreto, más dos bonus track utilizables en caso de fiesta) para usar en diferentes momentos que se pueden dar a lo largo del Mundial.
Arranca el Mundial, y tiene canción oficial. Es We are one, con Pitbull y Jennifer López y, por cierto, recuerda un poco a la Hot hot hot que cerraba la película Quiero ser como Beckham, sólo que el vídeo de la segunda es tan amateur que es imposible no encariñarse.
Aquí va una lista de canciones (11, en concreto, más dos bonus track utilizables en caso de fiesta) para usar en diferentes momentos que se pueden dar a lo largo del Mundial. Si hay alguna sugerencia, podéis dejarla en los comentarios, con el motivo de vuestra elección. Tal vez los chicos del Huff se animen a hacer una playlist para hacer más llevadero este mes de junio...
1- Para saludar la llegada del Mundial... Y la del verano. Good to see you, de Pájaro Sunrise
En España tenemos la suerte de que los mundiales se jueguen durante el verano y eso hace que los relacionemos con el calor, las terrazas y la vida en la calle. En el Mundial del 78, en Argentina, los responsables de material de la selección española obviaron este pequeño detalle y algunos jugadores tuvieron que dormir com el chándal puesto, del frío que pasaban.
2- Para los que no les gusta el fútbol. Space oddity, de David Bowie
Bowie quería explicar lo que sentía un astronauta en la odisea espacial. La sensación de soledad, el aislamiento... Desde el jueves hasta el domingo 13 de julio sólo habrá siete días sin fútbol (lo cual es un poco parecido a lo que sucede a veces en España, en donde hay meses con fútbol todos los días). Aquellos a los que no les guste el fútbol tendrán que buscar su cápsula particular para huir del ruido del Mundial.
3- Para ponerse la venda antes de la herida con tu pareja. You know me, de Air Traffic Controller
Para aquellos que tengan un marido/mujer, un novio/novia que no entienda la pasión futbolera y que, con el buen tiempo ya aquí, resulte más atractivo ver un partido entre Costa de Marfil y Japón que dar un paseo al atardecer. Siempre se puede recurrir al "ya me conoces" y argumentar que la tara venía de serie. Con palabras cariñosas, claro.
4- Por si nos cruzamos con Brasil. La versión de Come as you are de Caetano Veloso
Con el recuerdo de la paliza que nos metieron en la final de la última Copa Confederaciones todavía reciente, lo mejor sería afrontar el partido con alguna táctica de despiste. No podemos recurrir a la samba. Mucho mejor esta peculiar versión del tema de Nirvana. Y sobre todo mucho mejor la cara con la que arranca Caetano, que está como diciendo "os voy a dar algo que no os esperáis, y vais a flipar todos en colores". Pues así habría que afrontar el partido ante los anfitriones.
5- Por si nos cruzamos con Italia. Cucurrucucú Paloma, de Franco Batiatto
Italia es impredecible. Puede llegar hecha unos zorros a la fase final y llevarse la copa a casa sin ponerse colorada. Tienen un gen competitivo que los hace temibles en cualquier situación... Sobre todo en los penalties. Y son felices. Porque viven en un país precioso y tienen a Franco Battiato, que es igual de impredecible que su selección y puede hacer un sprint de un metro y levantar al público asistente a un concierto. Y todo con los cascos puestos.
6- Para concentrarse en el trabajo. Las leves, de Jero Romero
Por si ese balón que salió rozando el poste, ese penalti que el árbitro decidió no pitar (injustamente, seguro) o ese gol en propia que nadie esperaba nos quita el sueño y nos distrae en el trabajo. Son penas leves, pero penas al fin y al cabo.
7- Para dedicársela al árbitro. Rata de dos patas, de Paquita la del barrio
Si algo sale mal, si nos vamos a casa antes de tiempo, es bastante probable que un alto porcentaje de la culpa sea del árbitro. Así al menos lo entiende el hincha en su retorcida mente cuando pierde en un alto porcentaje de ocasiones. Es mejor que la tecnología no llegue al fútbol. Poder quejarse y echarle la culpa a alguien de nuestras desgracias es tan humano como necesario. Benditos sean los árbitros.
8- Por si nos cruzamos con Francia. Et moi, et moi, et moi, de Jacques Dutronc
Francia acudió al mundial de Corea como campeona del mundo y quedó apeada en la primera ronda. El mal del campeón acecha ahora a España (no todo iban a ser ventajas). Si nos fuéramos para casa, el mundo seguiría girando. C'est la vie.
9- Por si hay que remontar un partido. Muerte en Hawaii, de Calle 13
Si las cosas se ponen feas y vamos perdiendo, no podemos caer en el pesimismo, porque el estado de ánimo cenizo viaja a la velocidad de la luz y en un instante se planta en Brasil. Cuando pintan bastos hay que hacer inventario de las cosas buenas que tenemos y empujar hasta que llegue el gol.
10- Por si ganamos injustamente. The way we move, de Langhorne Slim and the law
A veces los partidos no salen como pensamos. Podemos irnos a casa con una victoria injusta, reconociendo que el rival ha sido mejor... Pero con los tres puntos o el pase a siguiente ronda en el bolsillo. Hay que aprender a moverse como campeones. Toda la vida los hemos sufrido nosotros, no está de más disfrutar de esa sensación un poco.
11- Para la resaca de la victoria (úsese sólo en caso de victoria). Pájaros mojados, de Quique González
Despertar el 14 de julio después de una noche de celebración puede ser complicado. Por eso es importante hacerlo de manera relajada, con suavidad y con un cierto regusto melancólico, como si todo hubiera sido un sueño. Y si luego el autobús o el metro van llenos de chicos y chicas desnudos, pues mejor que mejor. ¿O qué?
Jugador número 12: Para la celebración (si se da el caso). Black harmonica, de J. Jefferson y Bailando, de Enrique Iglesias
Podemos ser elegantes en la celebración, pero terminaremos bailando (lo cual no es incompatible con la elegancia, pero al tratarse de una celebración futbolera, será complicada la unificación de ambos criterios: elegancia y baile). Con las calles convertidas en una fiesta, nos puede dar por el parkour o, directamente, por el desmadre. Eso ya lo dejamos a gusto del lector.
P.S: Si alguien va a criticar el gusto musical del autor es más que bienvenido, pero ha de tener en cuenta que creció escuchando el Funiculì Funiculà en el Carlos Tartiere cada vez que su equipo marcaba un gol, que eran más bien pocas, pero las suficientes como para marcarle de por vida.