El peregrinaje del papa por América con los más necesitados
Los discursos que el papa vaya a leer en las Naciones Unidas o el Congreso sobre problemas importantes que afectan a los que Jesús llamó "los más pequeños" no sólo estarán en el corazón de su ministerio o del Evangelio. El Papa quiere conocer a los pobres, los sintecho y los hambrientos de EEUU. Quiere pasar tiempo con los encarcelados, los inmigrantes, los marginados sociales, porque si no lo hiciera, no tendría un encuentro con Cristo en suelo americano.
Al papa Francisco le espera una larga semana por delante cuando aterrice en Washington D.C.
Será recibido en el aeropuerto por el presidente Obama, después dará un discurso muy esperado en el Congreso de EEUU, seguido de otro en la Asamblea General de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York, y terminará con un encuentro que espera reunir hasta un millón y medio de personas en Filadelfia. La gira centra su atención mayoritariamente en estos eventos destacados, en los que se dirigirá a los poderosos miembros de los Gobiernos de todo el mundo, así como al de EEUU. Los medios de comunicación y los expertos están preparados para destacar sus declaraciones sobre el cambio climático, la inmigración, el aborto, el matrimonio homosexual y el capitalismo con el fin de distinguir a los vencedores de los perdedores en el terreno político, religioso y en los negocios.
Aunque estos eventos tienen más repercusión mediática, no son los más importantes en la agenda del papa Francisco. Durante los escasos cinco días que el papa permanecerá en EEUU, también se centrará, por supuesto, en visitar iglesias, en hablar con los obispos del país y con creyentes católicos de las tres ciudades. Aun así, estas reuniones no son las más importantes a las que acudirá.
En su visita a EEUU el papa peregrinará para visitar a "los más pequeños" de la nación, como expresa Jesús en Mateo 25. Es entonces cuando veremos los valores fundamentales del papa Francisco como líder espiritual.
Mateo 25 es un texto del Día del Juicio que se encuentra en el Nuevo Testamento, en el que Jesús está explicando el proceso para tomar la decisión de quién heredará el Reino de Dios. Dice lo siguiente:
Los hambrientos, los sintecho, los encarcelados, los forasteros... el papa Francisco no hablará solo sobre estas personas que menciona Jesús y con las que se identifica porque le representan en la tierra, sino que también buscará su compañía.
Si examinamos su agenda más detenidamente, el papa parece haberla planeado con Mateo 25 en mente. En Washington D. C. se reunirá con los usuarios del Programa de Comedores de Santa María de las organizaciones benéficas católicas que luchan contra el hambre y para que no haya personas sin hogar. En Nueva York tendrá un encuentro con los forasteros en el Monumento Conmemorativo del 11-S, donde se hará énfasis en la reconciliación, la paz y el cuidado a los huérfanos en un encuentro interreligioso. A este encuentro le seguirá una visita al colegio de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, en el Este de Harlem. Este recorrido terminará en Filadelfia con una charla sobre la inmigración en el Independence Mall y una visita a los prisioneros de la institución penitenciaria de Curran-Fromhold con algunos de sus familiares.
Recientemente, el reverendo jesuita James Martin ha declarado que las dos palabras que el papa Francisco utiliza más a menudo con los pobres y otras personas marginadas son "compañía y encuentro". El papa Francisco sabe que, aunque la caridad y las políticas son importantes, no son suficientes.
Los discursos que vaya a leer en las Naciones Unidas o el Congreso sobre problemas importantes que afectan a los que Jesús llamó "los más pequeños" no sólo estarán en el corazón de su ministerio o del Evangelio. El Papa quiere conocer a los pobres, los sintecho y los hambrientos de EEUU. Quiere pasar tiempo con los encarcelados, los inmigrantes, los marginados sociales, porque si no lo hiciera, no tendría un encuentro con Cristo en suelo americano.
Monseñor Kevin Sullivan, jefe de las organizaciones benéficas católicas de Nueva York, me explicó por qué es tan importante "que el papa Francisco sepa que ser un líder en la Iglesia católica significa tener prioridad hacia aquellos que están marginados".
Monseñor Sullivan ha estado hablando con el grupo de personas que se encontrarán con el papa en el este de Harlem. En este grupo se incluyen madres inmigrantes que están cosiendo a mano las telas del altar, jornaleros y estudiantes de Centroamérica. Me explicó cómo se sienten por conocer a Francisco: "Se sienten muy honrados e inspirados. Sienten que son una prioridad para el papa y les emociona que vaya a venir a verles al gimnasio de un colegio". Monseñor continuó diciendo que "es valioso que vaya a encontrarse con personas de prestigio en el Congreso y la ONU, pero que la gente del este de Harlem no solo habla sobre los problemas, sino que están trabajando por este país constantemente".
Estas visitas son un gran regalo para Estados Unidos. No solo para aquellos que conocerán al papa Francisco en persona y que, con suerte, obtendrán una sensación sanadora y amor de ese encuentro, sino también para todos los que necesitamos que nos vuelvan a abrir los ojos ante la pobreza, la marginalidad y la gente sintecho.
Cuando el papa Francisco visito Oriente Medio, hizo todo lo que pudo para estar presente en sitios que tienen un gran significado para gente de ambos lados de la zona, queriendo expresar que estaba con todos ellos y con la paz. Reuniéndose con los poderosos y con los que están en apuros, el papa está reiterando su esperanza en que, incluso en el país tan dividido que es EEUU hoy en día, tanto política como económicamente, se puedan encontrar maneras de tratarnos los unos a los otros con dignidad y respeto, especialmente a "los más pequeños" y a quien Jesús llamó "benditos".
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'El Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Irene Martín.