Desmontando mentiras. Hoy: la productividad española
El mensaje falaz sobre la baja productividad española es repetido incansablemente por ciertos medios con el claro objetivo de hacernos creer que merecemos todos los recortes que están haciendo, justificando falsamente más recortes de todo tipo, incluyendo libertades y derechos básicos.
Inspirado por las compañeras de la fabulosa web Desmontando Mentiras, vamos a intentar desmontar una: la que dice que los españoles son vagos y producen poco. Creo que no va a ser muy difícil. Para ello, vamos a comparar los datos del Estado español con los de otros siete países europeos, los únicos de los que tenemos cifras fiables.
Una trabajadora española produce unos 64.000 € al año brutos. Esto está, efectivamente, un poco por debajo de la media, aunque dentro del rango "normal" (fig. 1, banderas). Sin embargo, la productividad bruta, es decir, lo que cada persona aporta al PIB, no es muy relevante; lo que importa es la neta, también llamada rendimiento (marrón), es decir, lo que produce menos lo que cuesta. Ahí somos campeones absolutos, muy por encima de la media. Esto ya no está en el rango normal, es lo que se conoce como un dato aberrante. Otra cosa que vemos en esta figura es que un aumento de la producción no repercute en el rendimiento. Por ejemplo, en España y Eslovenia conseguimos unos rendimientos altísimos produciendo muy poco, mientras que en Dinamarca es al revés. Entonces, ¿somos unos genios?
Para saberlo, hay que averiguar de qué depende la producción bruta. El sentido común nos dice que cuantas más horas trabajemos, más produciremos. Pero la realidad (fig. 2) nos muestra que nada tiene que ver una cosa con otra. De nuevo, España vuelve a batir el récord: somos los más pringaos, con diferencia. De genios, nada. Aquí cabría preguntarse cómo se mide la producción: la creación de tejido social, por ejemplo, o la protección del medio ambiente, no computan, ya que son difíciles de medir. Pero ese es otro tema.
La producción sí depende, en cambio, del coste por trabajador (fig. 3): las trabajadoras caras producen más que las baratas. La correlación es clarísima, con una única excepción: España, donde la relación calidad/precio se dispara. Si yo fuera un empresario, no lo dudaría: contrataría a una española. Por cada euro que invierten las empresas en Alemania, ganan 61 céntimos, mientras que aquí ganan 1,01 euros.
Así pues, los trabajadores españoles (los que quedan) somos, perdón, son extraordinariamente productivos. Para acercarnos a la media europea, y evitar así datos aberrantes, deberíamos aumentar la producción y disminuir el rendimiento. Según estos datos, la manera de hacer eso no es otra que:
- Aumentando el coste por trabajador, ya sea en forma de salarios, impuestos a la empresa, beneficios sociales, etc.
- Disminuyendo las horas de trabajo. Esto tiene, además, ventajas adicionales: mejor reparto del trabajo, creación de nuevos puestos, mejor conciliación de la vida familiar, mayor felicidad y, por si a alguien le interesa, menos manifestaciones y "golpes de Estado".
El mensaje falaz sobre la baja productividad española es repetido incansablemente por ciertos medios con el claro objetivo de hacernos creer que merecemos todos los recortes que están haciendo, metiéndonos en un círculo vicioso en el que sigue disminuyendo la producción (que no el rendimiento), justificando falsamente más recortes de todo tipo, incluyendo libertades y derechos básicos. No es un punto de vista, ni una manera de verlo, ni una opinión, ni tiene parte de razón. Es, simple y llanamente, mentira.
Estas son mis conclusiones, que son subjetivas y, posiblemente, equivocadas. Te invito a que las cuestiones y saques las tuyas propias.
Este artículo está elaborado en colaboración con Paco Andrés.
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Para poder compararlos, los datos de las figuras 1, 2 y 3 están normalizados sobre la media de los 8 países (ojo: no es la media de la UE). SI: Eslovenia. UK: Reino Unido. D: Alemania. FI: Finlandia. B: Bélgica. SE: Suecia. DK: Dinamarca. E: España. Fuentes: Eurostat, excepto las horas de trabajo, que son del diario Expansión.