Los niños de Gallardón
Si unos padres deciden voluntariamente o se ven obligados por la nueva ley contra el aborto, a tener un niño como Raúl, una vez nacido el Estado no se ocupará de él. El niño será responsabilidad tuya única y exclusivamente con escasas ayudas para poder atenderlo.
A los futuros padres de Raúl -nombre ficticio- les dijeron que venía con algún tipo de problema pero que con el tiempo se podría solucionar. Algo así como un pequeño retraso del que, con algunos meses de trabajo con el logopeda, podría recuperarse. Eso es lo que los médicos vieron e interpretaron a través de la ecografía que le hicieron unos meses antes de que diera a luz. Ella, tras darle muchas vueltas al asunto junto a su marido, decidió tener el niño con la esperanza de solucionar estos pequeños e inesperados problemas, felizmente sacarlo adelante y por fin ser una familia completa, un proyecto que le había ilusionado durante toda su vida.
Raúl ahora tiene cinco años. Es ciego, pero además una de las cuencas oculares la tiene vacía y según va creciendo tienen que ir comprándole ojos artificiales adaptados a su tamaño, pagados de su bolsillo. El niño es casi mudo -sólo ha aprendido a decir algunas palabras sueltas- y no camina, no puede moverse, tan sólo han conseguido ponerlo de pié algunas veces, apoyado contra la pared, pero no puede dar un solo paso y pasa la mayor parte del día acostado. El niño tiene problemas pulmonares y se ahoga en sus propias flemas, nació con el paladar abierto y apenas si podía comer. El niño tiene también graves problemas neuronales. El niño no controla la vejiga ni los esfínteres. Creo -no tengo toda la información- que no sabe quién es, dónde está, lo que le ocurre... es lo que despectivamente, muy despectivamente diría yo, llamamos un vegetal. Raúl es un ser vivo totalmente dependiente. Sin embargo no es una planta, es una persona, un ser humano que no puede subsistir por sí mismo y que nació por culpa de un mal diagnóstico de los médicos, sin que la madre supiera el estado real del feto porque la información que recibió no fue ni completa ni correcta.
Si tú, lector o lectora de este post, una vez aprobada la Ley que ha impulsado el ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, decidieras tener un niño y por el motivo que fuera el feto tuviera las mismas características que Raúl seríais vosotros, la madre y el padre, los que tendrías que ocuparos de él 24 horas al día o al menos el tiempo que el niño no esté en el colegio especial al que va de lunes a viernes. El resto del tiempo el niño y sus problemas serían tuyos y los aparatos especiales que necesita el niño los tendrías que comprar con tu dinero porque el Estado social -no me gusta la palabra bienestar, suena extraña- que construyó Zapatero está en demolición y casi ha desaparecido con la llegada del Partido Popular al Gobierno; hace muchos años que en las Autonomías en las que gobierna este partido, el Estado social se lo ha saltado de una u otra forma para ahorrar dinero y gastarlo en otras cosas que a su juicio deben ser más prioritarias. Los aparatos o prótesis que el niño necesite y muchas más cosas las tendrás que pagar de tu bolsillo. Si tienes dinero podrás reducir el dolor y el sufrimiento del niño y el vuestro propio, si no lo tenéis tendréis que aguantaros y tirar adelante como buenamente podáis. El colegio es lo único que por ahora es gratuito para esta familia y para su hijo.
La madre y el padre de Raúl están en tratamiento psicológico desde hace varios años y todo ello para poder aprender a vivir, y sobre todo a sobrevivir, de esta nueva manera. Aprender a vivir con un niño, un ser vivo, al que no pueden dejar solo nunca, en ningún momento durante el resto de su vidas. Además los problemas, a la vez que el niño, han ido creciendo. No es lo mismo mover a un niño de tres kilos que a uno de veinte, no es lo mismo tener esperanza en que pueda mejorar que no tener ninguna esperanza o casi ninguna. Es cierto que el niño ha progresado últimamente, que de no hablar nada ha pasado a decir algunas palabras, que de no poder estar en posición vertical ha pasado a poder hacerlo, aunque eso sí, siempre con ayuda.
Con la nueva ley del aborto la madre no tendrá ningún derecho a elegir tener o no tener a un niño como Raúl. Lo tendrá que tener obligatoriamente, porque en España abortar en ese caso sería ilegal y ningún médico daría el visto bueno a realizar el aborto porque iría a la cárcel por una práctica médica prohibida. Su única opción legal sería abortar en otro país, siempre que pueda pagárselo, porque eso la legislación española no lo castiga, al menos que yo sepa. Supongo que es así porque siempre hay que dejar una puerta abierta a los que pueden permitírselo ¿no? Si no, ¿qué explicación tiene?. Si el aborto está prohibido debería prohibirse con todas sus consecuencias. Pero claro, el Estado no puede controlar eso y por lo tanto ha decidido no castigarlo. De no tener posibilidades económicas para abortar fuera de España, a las mujeres españolas sólo les quedará la opción de someterse a un aborto clandestino (realizado por personas sin formación y a menudo en condiciones poco higiénicas) o como ocurría antes con frecuencia intentar hacerlo por sí solas, con la ayuda de un familiar o amigos. También provocará un tráfico de píldoras abortivas porque en este caso la mujer no puede ser castigada. En todos estos casos el aborto se realizará con grave riesgo para la vida de la mujer.
Eso sí, si unos padres deciden voluntariamente o se ven obligados por la nueva ley contra el aborto, a tener un niño como Raúl, una vez nacido el Estado no se ocupará de él. El niño será responsabilidad vuestra única y exclusivamente con escasas ayudas para poder atenderlo. Tendrías que tener una o varias personas para cuidarlo, si te lo puedes permitir, o que el padre o la madre dejasen de trabajar para poder atenderle y cuidarle cada hora del día y todos los días de la semana. En el caso de Raúl la madre es enfermera y eso ha ayudado a su supervivencia, de lo contrario quizás ya habría fallecido. De no contar con formación médica los padres se verán abocados a visitar con frecuencia las urgencias hospitalarias, porque con cada crisis que el niño padezca necesitará ayuda especializada y urgente.
La Ley Gallardón ayudará a traer a muchos niños como Raúl al mundo y muchas familias pagarán un precio muy alto por ello. ¿No hay alguna forma de parar esta sinrazón? Porque todo lo que acabo de contar no es una ficción, es un caso real.