Voces de la selva para combatir la crisis
Todos recordamos la archifamosa frase "El hombre es un lobo para el hombre". Gracias a la investigación con primates y niños, sabemos que esto no es cierto. Existe un componente innato de la tendencia a ayudar a otros.
Vivimos en años de desconfianza y sensación de que los seres humanos estamos mostrando nuestro peor lado como especie. Por esta razón, es buen momento para someter a crítica algunas ideas sobre el funcionamiento de la naturaleza en general y de las interacciones humanas en particular, que a través de la investigación con primates humanos y no-humanos hemos descubierto que son completamente falsos.
Comencemos con el modelo mental que se desprende de la idea desarrollada por el filósofo inglés Thomas Hobbes, quien proclamó en el siglo XVII que el hombre nace malo y es la vida en sociedad la que le civiliza. Según este autor, sin el control del grupo, el ser humano daría rienda suelta a toda la maldad que lleva dentro. Todos recordamos la archifamosa frase "El hombre es un lobo para el hombre". Afortunadamente, en los últimos años, gracias a la investigación con primates y niños, sabemos que esto no es cierto.
Para poner a prueba esta hipótesis, Felix Warneken y Michael Tomasello, del Instituto Max Planck, realizaron una serie de experimentos a niños menores de 15 meses edad, periodo en la que aún no se puede hablar de una socialización formal. En esta investigación, los niños se encontraban en una habitación, en la que un adulto desconocido se encontraba en dificultades: no poder abrir un armario por llevar las manos ocupadas, se le caía una pinza de la ropa, una cucharilla del café o era incapaz de colocar bien un libro sobre otro.
Los resultados fueron que 22 de los 23 niños que participaron en el experimento ayudaron al investigador en al menos una de las pruebas sin recibir ningún tipo de orden ni recompensa por ello. Estas se repitieron con chimpancés, para poder determinar si este comportamiento es innato o aprendido, ya que si encontramos un mismo comportamiento en niños y chimpancés, existen muchas probabilidades de que este surgiera hace 5-7 millones de años, antes de que el ancestro común de ambos se separara para dar lugar a dos nuevas especies. Debido a que los resultados en pruebas de ayuda con chimpancés también fueron positivos, estos nos sugieren que existe un componente innato de la tendencia a ayudar a otros. De ahí la importancia de la comparación con otras especies de primates, ya que nos permite determinar hasta qué punto un patrón o comportamiento es genético o aprendido.
Es vital combatir estas ideas preconcebidas o "modelos mentales" sobre la sociedad en las que hemos sido educados, porque condicionan la manera en que nos relacionamos los unos con los otros y también inciden negativamente en cómo interpretamos las relaciones que tenemos con otras personas. Los expertos en felicidad señalan que la variable que más afecta a nuestra satisfacción en la vida es la calidad de nuestra red social. Por esta razón, entre otras, es importante interpretar de una manera correcta las dinámicas sociales que se producen en la sociedad y la naturaleza.