Teatro enmascarado y la multiplicación de los panes y los peces de 'Feste' a 'Forever'

Teatro enmascarado y la multiplicación de los panes y los peces de 'Feste' a 'Forever'

Historias tristes, que, sin embargo, no están exentas de humor.

Una imagen de una de las escenas de 'Forever'Centro Dramático Nacional

Coinciden dos espectáculos en la cartelera madrileña que parecen hechos por la misma compañía. Sin embargo, se trata de dos compañías distintas que tienen en común trabajar con máscaras. Una es la alemana Familie Flöz, que presenta Feste en el Teatro de la Abadía. La otra es la vasca Kulunka Teatro que presenta Forever en el Teatro María Guerrero del Dramático (recuerden que el equipo actual prefiere este nombre al de Centro Dramático Nacional). Dos compañías que saben bien lo que hacen pues llevan muchos años en esto y con éxito.

No solo tienen en común el uso de las máscaras. También hay unas formas y maneras de hacer similares. Desde la gama de colores que usan, que llevan a pensar que se trata de espectáculos en sepia, melancólicos, hasta su compromiso social en lo que cuentan. Pasando por ser obras mudas en las que la banda sonora juega un papel fundamental, que suele estar tan sinestesicamente incluida en la propuesta que muchas veces pasan de desapercibidas.

Y, por si fuera poco, se parecen hasta en el número de actores con máscaras que hay en escena. Tres. Número a tener en cuenta, porque es muy inferior al que se sospecha viendo el espectáculo. Ya que estas obras están llenas de personajes, sobre todo, Feste. Como si se produjese una especie de multiplicación de los panes y los peces, es decir, de milagro, ya que al público no le cuadra el número de actores con el número de personajes que ha visto en escena. Incluso recordará escenas en las que cree haber visto más de tres personajes a la vez.

Una imagen de 'Feste'Walter Simon Watcher

Aunque lo más importante es cómo a esas máscaras rígidas, fijadas con una expresión concreta, consiguen darles vida con la actitud, el movimiento y el gesto corporal en escena. Aspectos que les permiten actuar o accionar sus personajes de tal manera que, aunque no hablan, son espectáculos mudos, el público puede imaginar lo que se dicen. Incluso podrían escribir sus diálogos. Porque es una de las características de este teatro, un teatro mudo en el que se producen y se oyen lo que se dicen los personajes.

La palabra milagro vuelve a salir cuando se piensa cómo lo hacen. Desde la butaca todo parece sencillo. Cambiarse una máscara, una peluca y un traje. Pero cuando se ve el ritmo al que van las escenas, que se continúan unas a otra sin problemas ni tropiezos, se empieza a pensar que la cosa es más compleja de lo que parece. Que los juegos teatrales de máscaras, al menos como lo hacen estas dos compañías no es un juego de niños. Algo que se podía pensar porque las máscaras recuerdan a los personajes de anime, del cómic japonés.

Si ambas compañías solo fueran virtuosas de la máscara, la cosa no tendría mucho interés. Una vez visto un espectáculo de cualquiera de ellas, se habrían visto todos. La suerte es que ambas coinciden y quien ve los dos espectáculos comprobará la capacidad que esta técnica teatral proporciona para contar historias de nuestro mundo.

Una imagen de una escena de 'Forever'Centro Dramático Nacional

En el caso de Feste, la intrahistoria de una fiesta a la que los que la hacen posible no están invitados. Ni el guardés de la finca que la mantiene y que evita las intrusiones, ni la criada que limpia la casa y ha cuidado de la que se casa, ni el cocinero.

Ellos solo oyen lo que pasa en la fiesta que pasa dentro, a la vez que son testigos de lo que no se ve en dicha fiesta, que pasa fuera de ella. De la tristeza y las dudas de la novia. De la borrachera del novio y sus consecuencias. De líos de faldas entre el servicio. De confidencias entre camareros. Hasta de una mendiga, una sin techo, que se ha colado buscando agua y se queda atrapada en ese patio trasero en el que pasa todo lo anterior. Un patio trasero, acúmulo de basura que se puede trasladar de un lado a otro, hacerla menos visible, tratar de esconderla, pero que no se puede hacer desaparecer.

Una imagen de una escena de 'Feste'Walter Simon Wachter

En el caso de Forever, la historia es más cotidiana. La de una pareja que se conoce, se enamora, se ama, tienen un hijo y, por no hablar de una chorrada, no decir, se separan. Y mientras se separan, se miran tanto a sí mismos y a su trágica historia de amor y a su dolor, que no son capaces de ver la tragedia de un hijo del que se ríen y acosan en el colegio. Un hijo, que como un amor, será para siempre.

Historias tristes, que, sin embargo, no están exentas de humor. La cena navideña de la familia de Forever o la escena que en Feste empieza pisando una mierda del mimado perro de la casa son de las que hacían correr a las masas a ver a Chaplin en el cine.

Como también, de alguna manera, recogen la melancolía de este cineasta del que es posible que las nuevas generaciones nada sepan ni hayan visto. Una melancolía que una gran parte de los espectadores gusta acompañar desde las butacas. Pues conocen bien esa tristeza de los días y las noches lo que reconforta acompañar y ser acompañado en ese sentimiento. En estos días tan fríos, de alegría obligada, estos dos espectáculos dan calor de hogar. Una pena que Feste en el Teatro Abadía solo lo haga hasta el diez de diciembre. Forever estará veinte días más.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.