La resurrección de los muertos no es eso
La derecha, que se ha ido descentrando poco a poco, cosa de los nervios por el poder perdido, abusa del tráfico mortuorio
Es un tic, sin duda. Un reflejo condicionado. Pasa algo en el PP, que no le convenga, lo que sea, o que favorezca al adversario, y hay que poner en marcha el mecanismo de la cortina de humo. O la tinta de calamar, para distraer la atención y fijar el láser en un falso objetivo. Algo ‘confuso, profuso y difuso’, que dicen que solía decir don Álvaro de Figueroa, conde de Romanones.
Hay unos pocos fijos de plantilla en esta estrategia. Nada de interinos ni de gaitas. Están los separatistas catalanes, está la ETA y el movimiento abertzale y están los muertos. La derecha, que se ha ido descentrando poco a poco, cosa de los nervios por el poder perdido, abusa del tráfico mortuorio. En una serie de maniobras dignas del mejor mago, ha hecho suyas a todas las víctimas del terrorismo. Igual que su mercadotecnia insiste en su constitucionalismo casi genético, lo cual es un oxímoron como demuestra la historia. Y además, un burdo trampantojo en una pared agrietada que oculta el bloqueo a la renovación del CGPJ con la declarada intención de mantener una mayoría ilegítima de miembros.
Pues una vez más se las han apañado para ‘resucitar’ a ETA, no podía fallar este clásico electoral: no ha sido solamente Isabel Díaz Ayuso la que con su natural insolencia le ha largado al portavoz de la oposición, Juan Lobato, un “que los vote Txapote”, en una tan enorme simplificación de lo complejo que hace dudar de si el huevo cocido tiene los hervores suficientes para estar en la ensalada.
Una vez más, portavoces de la AVT han tenido que llamar al orden y la ley a los populares; como Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo y hermana de Gregorio Ordóñez, dirigente del PP, asesinado por ese etarra, respondió indignada a Ayuso. “Las víctimas nos merecemos ser tratadas con respeto, banalizar en un ‘hashtag’ al asesino de tantos inocentes, entre ellos de mi hermano, demuestra su falta de principios y lo poco que le importamos. Así NO, sra. Díaz Ayuso”.
O sea, así no. La ley del No es No. Tanto va el cántaro a la fuente….
Había llegado a este punto en mis reflexiones cuando recordé un párrafo que venía al caso de una conversación del excanciller federal alemán (del SPD), Helmuth Schmidt, y su ministro de Exteriores, el liberal Genscher, con Breznev y su ministro de Exteriores, Gromyko. Gromyko comentó que había oído por ahí que los aliados iban a poner oficinas internacionales en Berlín Oeste, y Genscher le dijo que “no hay nada de cierto en ese rumor”. Entonces el canciller de la RFA le aconsejó lo siguiente al ruso (bielorruso en realidad), según recoge en sus memorias, Hombres y Poder: “Señor Gromyko, usted no debería leer tanto el Pravda”. “Gromiko alzó la voz colérico: Sea como fuere yo leo el Pravda, ¡que es un buen periódico”.
Los conservadores ‘oficiales’ españoles tienen un problema: leen demasiado algunos medios que quieren ser califas en lugar del califa sin el desgaste del califato, entre los que se incluyen ciertos ‘panfletos’ digitales o en papel, de resentidos que quieren marcar una línea de confrontación modelo Cruzada. Y así lo único seguro es la frustración, aunque ganen.
El relato puede escribirse a la carta. Pero existe el peligro de que de tan contradictorio con los hechos consumados resulte un cuento. Ignorar los acontecimientos, retorcerlos, ‘resucitar’ a ETA que está bien muerta, es un error estratégico de bulto; lo mismo que querer ser feminista y machista… a la vez que critican, probablemente con razón, la ‘ley Trans’.
No parece muy feminista negar la violencia de género, o haberse opuesto a la ley del divorcio (que luego algunos de sus dirigentes se mostraron muy duchos y reiterativos en practicarla), o tener congelado su recurso contra la del aborto en el Constitucional… mientras ellos gobernaron, o volver a sacar en procesión los argumentos episcopales… con razones tan livianas y cretinas como que lo que hay que hacer es fomentar la natalidad. Hay un dato estadístico muy esclarecedor: el tan denostado por la galaxia reaccionaria ‘cheque bebé’ de Zapatero redujo los abortos y aumentó los nacimientos.
Díaz Ayuso quiere cuadrar el círculo, y hay cosas que son imposibles: si los alquileres están fuera del alcance económico de millones de jóvenes, entre otras razones porque ayuntamientos y autonomías no promueven suficientes viviendas sociales, y la derecha insensata incluso las vende en Madrid a fondos buitre, y si encima se racanea con las guarderías y escuelas infantiles, o si se pretende mantener hibernados los salarios, sean los mínimos o los medios, pues parece claro que el problema real no son los abortos.
Porque, además, lo que se discute es un derecho. No una circunstancia. Es como si para hacer frente a la desinformación se pretendiera suprimir o ningunear los derechos fundamentales de expresión y pensamiento recogidos en la Constitución, de la que tanto se habla en vano y tanta falta de lectura se aprecia a simple vista.
Vuelvo a las memorias de Schmidt, por la deriva trumpista, heredera directa del reaganismo, de la derecha española, y europea: “Reagan impulsó la propensión norteamericana, ya bastante acusada de por sí, a pintar todo de blanco y negro, sin reflexionar. Él mismo tendió, no poco, a pensar en términos de amigo-enemigo”. Blanco, líquido y en botella.
Manuel Fraga, sin embargo, dejó algunos buenos consejos para las sucesivas camadas de cachorros. Uno: “La victoria en la guerra solo se consigue cuando se hace ganar también a los vencidos”. Esto es fácil encajarlo en la ‘rabiosa’ actualidad. “En política, todas las victorias son efímeras y todas las derrotas son provisionales”.
Este ministro franquista reconvertido en demócrata a fuer de pragmático no ha sido estudiado como se debiera, por lo que se observa cotidianamente, ni en la ‘fábrica’ de ideas y ocurrencias trasnochadas de la FAES ni por los autores de los ‘argumentarios’ o por los ‘catecismos’ mediáticos y de las JONS.
La manía del PP, que se activa furiosamente cuando son otros los que gobiernan, de mercantilizar electoralmente a las víctimas del terrorismo, sea el de ETA o el franquista en la posguerra, tiene serios efectos secundarios. Quizás el principal sea que no resisten la prueba del algodón. Poco a poco la verdad va colándose a base de documentos y hemeroteca. Aunque algunos no se lo crean, la realidad acaba por empapar el ‘sentido común’. Se emperran tanto en la práctica de una cosa y su contraria; en separar la paja del trigo y publicar la paja, que el único remedio para mantener en estado sólido el granito ideológico en que se asiente el voto es atraerlo cada día con una burrada mayor que la anterior. Con una airada acusación evangelista que se contradiga abiertamente incluso con su curriculum, temerariamente expuesto al ridiculum.
No, no es buena idea, ni democráticamente sana, dejarse llevar por el impulso primario, y además primate, sin evolucionar. La ‘resurrección de los muertos’ es otra cosa, como puede comprobarse a mano, Google mediante, en la epístola de Pablo de Tarso a los Corintios. Es un misterio teológico cuya mera lectura aunque sea a titulo de curiosidad friki no es compatible para mentes que no han logrado escapar de las cadenas de la estupidez engreída.
Esta doctrina de la Iglesia no consiste en estar permanentemente utilizando a los asesinados en un luto ‘mercantil’ inacabable como si esta España nuestra de ahora mismo no hubiera cambiado; como si ETA siguiera matando; como si la justicia y la policía no siguieran tratando de resolver los crímenes pendientes; como si un éxito trascendental de la democracia, conseguido gracias a la entera sociedad española, a la Guardia Civil, a la Policía Nacional, a los jueces y fiscales, a los partidos con sentido de Estado… no tuviera el colofón lógico y que todos, Aznar también y muy claramente, prometieron: que ‘o pistolas o votos’.
Estamos en la era de los votos; ya pasó la del plomo. Ahora la confrontación ya no se dirime con tiros en la nuca ni con bombas lapa sino con papeletas de votación. Y conste que nadie, incluida la derecha, ha dejado de pactar cuando alguna vez cuando lo ha necesitado con Bildu o los separatistas catalanes. La exigencia excusable es respetar la Constitución. Y esto se mide en el BOE y no según las intenciones. Eso sí: hay un peaje que pagar… a pesar de que algunos 'bobilines' quieran borrar el video.