Que se den de hostias

Que se den de hostias

Cada sesión de control al gobierno un poquito más barriobajera. Cada intervención más rabiosa. Cada nuevo canutazo una ocasión siempre aprovechada para subir un grado más el agua en donde se está cociendo la democracia española.

El ministro de Transportes, Óscar Puente es aplaudido por la bancada socialista tras su intervención en el pleno este miércoles en el Congreso de los Diputados.EFE/Mariscal

Directamente. Creo que, como sociedad, ya estamos preparados. Hay que reconocer con auténtico agradecimiento la lenta pero permanente labor que la clase política en su conjunto ha realizado para llevarnos a un punto en el que un combate de boxeo entre Patxi López y Miguel Tellado podría ser asumido por la ciudadanía como un sano ejercicio de alta política. No faltaría quien argumentase que es la única forma de profundizar en un parlamentarismo que pueda poner fin a viejos problemas enquistados desde hace décadas. Cada sesión de control al gobierno un poquito más barriobajera. Cada intervención más rabiosa. Cada nuevo canutazo una ocasión siempre aprovechada para subir un grado más el agua en donde se está cociendo la democracia española. Tranquilos: no saltará de la olla.

“Si me vuelven a decir ‘sinvergüenza, ¿por qué no bajan aquí y me lo dicen a la cara?”, hemos escuchado esta semana en el Senado, tras lo que el joven senador popular se apoyó en el atril con una postura corporal tan zafia como la sintaxis de su frase. Claro que sí. Antes cada partido tenía sus matones. Ahora cada matón tiene su partido. Y todos sabemos que los motivos ideológicos que justificaron en su momento su pertenencia a una u otra formación se están pudriendo al sol tras siete u ocho mudas de piel. Saben perfectamente que no son sus principios sino su hooliganismo lo que los ha llevado hasta donde están. Sobreviven como políticos de fortuna; si su partido tiene algún problema de corrupción y se los encuentra quizá pueda contratarlos para que esparzan mierda por todas partes.

Así que propongo que se aproveche el parón de Semana Santa para rediseñar el hemiciclo. Si con motivo de coronaciones y juramentos, los escenógrafos y atrecistas de la Cámara baja son capaces de reconvertirla en cualquier tipo de foro, ¿por qué no en el Madison Square Garden? Fuera el estrado, no hace falta. Fuera los taquígrafos, no es necesario reproducir las onomatopeyas de los golpes. Fuera la primera línea de bancos azules, mejor recolocados en zona de vestuarios y enfermería. Hay espacio de sobra para un cuadrilátero. Armengol dando paso a las peleas gracias a un micrófono que baja desde el techo. Bolaños eufórico, celebrando al borde de las lágrimas el avance para la reconciliación nacional que supone que los púgiles hayan aceptado no darse rodillazos en la entrepierna.

Miguel Ángel Rodríguez vs. Óscar Puente. Para empezar. A hostia limpia en la sede de la soberanía nacional. Y los comentaristas televisivos, nada de andarse comentando el combate cómodamente sentaditos en los platós, todos maquilladitos con sus camisitas y sus canesús. No, no. A hostia limpia también entre ellos. Y con el presentador dando y recibiendo como el que más. Y en la radio, que se oiga el forcejeo, los gemidos de dolor, las sillas que se rompen en la cabeza de unos y otros contertulios. Y hostias también en los bares, en las calles, allí donde haya más de una persona siguiendo el combate entre Puente y MAR. ¿Cómo dice? ¿Que MAR no es diputado y por tanto no puede pelear contra el ministro? ¿Y eso a mí qué me importa, sinvergüenza? ¿Por qué no baja aquí y me lo dice a la cara?

MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciado en Filosofía y doctor en Psicología. Es profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo desde antes de que nacieran sus alumnos actuales, lo que le causa mucho desasosiego. Durante las últimas décadas ha publicado varias docenas de artículos científicos en revistas nacionales e internacionales sobre psicología, siendo sus temas más trabajados la conformación del yo en la ciudad actual y la dinámica de las emociones desde una perspectiva contextualista. Bajo la firma de Antonio Rico, ha publicado varios miles de columnas de crítica sobre televisión, cine, música y cosas así en los periódicos del grupo Prensa Ibérica, en publicaciones de 'El Terrat' y en la revista 'Mongolia'.