Gobierno de complicidad
Lo único que nos queda por saber a estas alturas del larguísimometraje es qué cómplice va a querer matar al otro.
Estoy seguro de que no está lejos el día en el que oiremos a Pablo Echenique, ejerciendo en su calidad de portavoz parlamentario de Unidas Podemos, declarar con seguridad: "El PSOE se ha convertido en el principal defensor de la Manada al intentar retrotraernos al régimen penal que tanto benefició a esos violadores. Pedro Sánchez y su ministra Llop ya están más a la derecha que Macarena Olona. Por ello, convocamos a toda la ciudadanía progresista a una manifestación bajo el lema 'Paremos el fascismo, paremos al PSOE". "Señor Echenique, ¿estas discrepancias pueden afectar al gobierno de coalición?". "De ninguna manera, el gobierno está más fuerte y unido que nunca, y la coalición tiene todavía un gran futuro por delante".
Y lo mismo con Patxi López: "He convocado esta rueda de prensa para dejar claro ante los españoles y las españolas que no existe la menor posibilidad de una ruptura en el Gobierno de nuestro país. Desde el Partido Socialista valoramos muy positivamente nuestra coalición con un partido totalmente incompetente en su labor legislativa, que ha demostrado sobradamente que cada vez que afronta la resolución de un problema lo empeora, y muestra una obstinación adolescente y orgullosa en no reconocer sus errores". "Por cierto, a la salida de la Sala de Prensa encontrarán ustedes un puesto en donde aquéllos que lo deseen podrán adquirir la nueva edición actualizada de 'Manual de resistencia", la biografía pasada —y futura— del presidente Sánchez".
Hemos oído mil veces que las cucarachas son animales tan sofisticados que podrían sobrevivir a un holocausto nuclear que arrasase toda traza —como la de los cacahuetes en los envases de mejillones— de vida sobre la Tierra. No necesitan estar incluidos en la Ley de Protección Animal. Algunos autores incluyen también a los tardígrados en tal categoría. Y yo me permito afirmar que, una vez que hasta Mad Max haya desaparecido, sobre los escombros sólo encontraremos cucarachas, tardígrados y nuestro gobierno de coalición. Mi adorado Georges Brassens se refería a su muerte como aquel momento en el que su alma y su cuerpo sólo estén de acuerdo en un punto: la ruptura. Y ahora nos encontramos ante un gobierno cuya agonía es debida a que sus miembros sólo están de acuerdo en un punto: su no ruptura.
Durante las mil fricciones que enfrentaron en las primeras décadas del siglo XVI a Carlos V y a Francisco I de Francia, el emperador pronunció una frase que es inevitable recordar ante la historia de desamor vivida por el PSOE y UP esta semana: "Mi primo Francisco y yo estamos totalmente de acuerdo: los dos queremos Milán". No es éste un gobierno de coalición, ni siquiera un gobierno de federación o de alianza. A la vista de los puñales por la espalda está claro que ambos partidos no son colaboradores, sino cómplices. Lo correcto sería decir que estamos ante un gobierno de complicidad, y, como hemos visto tantas veces en las películas de robos, lo único que nos queda por saber a estas alturas del larguísimometraje es qué cómplice va a querer matar al otro para quedarse con la totalidad del botín.