Flora y fauna silvestre de la meseta
La respuesta es obvia. No formamos parte del Pueblo Elegido.
Nunca he entendido que nuestros escolares no aprendan nociones básicas de todas las lenguas españolas. Contamos con una lengua común, históricamente así establecida -la ejecutora de la Historia es la fuerza, aquí y en Pernambuco, en la Edad Media y en la Era de Acuario-, lo que supone casi la condición de posibilidad de cualquier nación. Pero no se entiende que un andaluz no entienda el catalán, ni se explica que un gallego no se explique en euskera. No propongo que todos los españoles hablemos fluidamente cuatro lenguas y yo pueda expresarme como Joan Fuster o Miquel Martí i Pol -ya quisiera-, pero sí que tengamos nociones medias de ellas, que nos permitan leerlas y defendernos, como lenguas que lo son plenamente de nuestro país.
Menos aun comprendo que sean las propias fuerzas autonómicas las que tampoco hayan propuesto nunca que se incluya una asignatura de gallego, euskera y catalán en los planes de estudio de aquellas comunidades en donde no son lenguas oficiales. Esto convierte casi en una paradoja su insistencia por expresarse en sus lenguas locales en foros nacionales, en donde, dada esta situación, es obvio que no van a ser entendidos por la amplia mayoría de las personas a las que se dirigen. Lo sé, lo sé, sé que esta última frase incurre en dos ingenuidades propias de almas cándidas. Una, creer que el lenguaje se utiliza para comunicarse. Y dos, creer que todos los diputados del Congreso de los Ídem de España hablan para toda la ciudadanía española. Pasan los años y uno se va haciendo menor.
Desconfío de las culturas que no tienen afanes proselitistas. No suelen estar movidas por el respeto y la tolerancia a sus vecinos, sino por la certeza de que tales elementos periféricos no son miembros de su misma condición humana. No llamará a su puerta un sábado por la mañana un judío ortodoxo pidiendo que acepte a Yahvé en su corazón, por el simple motivo de que usted no forma parte de Su Pueblo Elegido. Y el Imperio Británico nunca se propuso que los aborígenes australianos aprendieran inglés. ¿Porque la cultura británica era tolerante con la diversidad? No. Porque mientras Isabel II nombraba Caballeros del Imperio a los Beatles mantenía en vigor leyes que incluían a dichos aborígenes dentro de la flora y la fauna silvestre de Australia. She loves you yeah yeah yeah.
Tómense su tiempo para recuperarse del dato que acabo de darles. ¿Ya? Pues rematemos la columna. El lenguaje cumple una básica función comunicativa, pero también cumple una función anticomunicativa, dando la espalda a grupos gracias a una lengua que no conocen. La lengua puede ser usada para entendernos y puede ser usada para no entendernos. Estos días ha reaparecido la cuestión del uso de lenguas locales en el Congreso. ¿Se hace con el primer fin o con el segundo? ¿Se busca reforzar la unidad mediante la integración de la diversidad, o se busca debilitar la unidad dado que, aunque todos hablamos nuestra lengua común, ninguno hablamos la lengua local de los otros? La respuesta es obvia. No formamos parte del Pueblo Elegido. Somos flora y fauna silvestre de la meseta.