Carme Chacón: pasión y compromiso
Su vida política, marcada por unas convicciones sólidas, será siempre ejemplo para las generaciones venideras de buen hacer, de lealtad, de justicia social y de una política entendida como compromiso con las propias ideas, con los propios valores.
(Este artículo ha sido escrito conjuntamente por Mireia Chacón Piqueras, hermana de Carme Chacón, y por Mariano Beltrán)
Hoy Carme hubiera cumplido 52 años. Vivió una vida plena y feliz, disfrutando de cada momento y siendo muy consciente de la importancia del trabajo y del esfuerzo para conseguir un mundo más justo e igualitario. Su vida política, marcada por unas convicciones sólidas, será siempre ejemplo para las generaciones venideras de buen hacer, de lealtad, de justicia social y de una política entendida como compromiso con las propias ideas, con los propios valores.
En una política rodeada de tanta polarización, Carme sabía encontrar los puntos de encuentro, era capaz de generar espacios de seguridad donde todos nos sintiéramos cómodos para expresar, para hablar, para entendernos. Se hubiera emocionado con la explosión del movimiento feminista de los últimos años y, de seguro, habría puesto en valor los liderazgos feministas en la sociedad.
Murió joven y pronto para la historia de este país. Ella se perdió la gran manifestación del 8M de 2.018, el avance en políticas sociales e igualitarias de estos últimos casi 4 años, ver trabajar a la UME durante la pandemia...
Nosotros hemos perdido una inteligencia tan brillante que con un simple mensaje de texto deslizaba un titular a cinco columnas perfectamente válido para un lema en una manifestación por la igualdad de oportunidades.
Tenía la virtud, con pocas palabras, de rellenar el gran espacio de almas ávidas de mensajes de verdad, de compromiso y de entrega sin regateo. Pasan los años pero el ejemplo es imperecedero. Valores férreos e inamovibles que inspiran a los que creímos en su figura y reafirma a los que creemos en su legado.
Pero si algo sigue siendo Carme es testimonio de vida presente. Las personas que la queríamos, su familia y amigos, sabíamos de su pasión por la vida, de su capacidad para disfrutar, de su admiración por la bondad y la alegría ajenas. Esa parte de Carme también es parte de su legado, de su forma de hacer en la vida pública. Una política que no entiende de insultos, ruidos o de intentar cancelar a la que tenemos enfrente, sino de propuestas, de debate, de diálogo. Carme no entendía qué era una trinchera, ella era más de espacios abiertos, anchos, donde poder mirarnos para dialogar y entendernos.
Escribía su admirado Pedro Salinas en La voz a ti debida: “Tú vives siempre en tus actos. Con la punta de tus dedos pulsas el mundo, le arrancas auroras, triunfos, colores, alegrías: es tu música. La vida es lo que tú tocas.” Te recordaremos siempre con esas auroras y esos colores. La vida sigue siendo aquello que tú tocaste.
Añoramos su música, su melodía dialogante e integradora, añoramos su sensibilidad y sobre todo su sonrisa.