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Cañas y barro; de meme local a estrategia global

Cañas y barro; de meme local a estrategia global

"La DANA plantea de forma clara y directa, sin posibilidad de maquillar, el conflicto entre la vida y la muerte al que nos arrastra un sistema capitalista incapaz de parar un día para proteger a la ciudadanía".

Un voluntario trabaja en Paiporta tras la DANANurPhoto via Getty Images

Duele escribir sobre lo que ocurrió el pasado 29 de octubre, más de 223 muertes evitables, miles de familias afectadas que han perdido sus casas, coches, negocios, cosechas y recuerdos. Pero, duele mucho más escribir sobre lo que ocurrió antes y después.

La DANA que arrasó las comarcas valencianas no cayó del cielo: Es consecuencia directa del capitalismo extractivista, del urbanismo del pelotazo y del consumismo de usar y tirar. La ciencia lleva demasiado tiempo advirtiendo que urge cambiar de sistema socioeconómico, que el planeta no aguanta más. Hoy, si no fuera por el fango partidista y los bulos fachas, y, que todavía sigue habiendo lodo en los garajes y montañas de chatarra agolpadas en las calles, deberíamos estar centrados exclusivamente en impulsar un cambio de modelo económico y sociocultural que garantice la no repetición, la seguridad y el bienestar de la mayoría. Cuidado, para quienes crean que esto no va con ellos, obvio que el cambio climático tiene un impacto de clase enorme, pero episodios climáticos extremos como los vividos han demostrado que también mata a los empresarios ricos.

La estrategia clásica del PP, la de cañas y barro, la de Ayuso y Mazón, lo dificulta, pues nos obliga al resto, incluso a sus votantes decentes, a defender la memoria y dignidad de las muertes que no ‘iban a morir igual’ en las residencias de Madrid y de las muertes evitables de haber suspendido el puente turístico durante la DANA. Pero quienes desprecian la vida, también desprecian la muerte.

Más allá de la actitud psicópata con tintes berlanguianos de Mazón y su banda de fanáticos, así como la inutilidad profunda gestionando, la respuesta ante la catástrofe nos ha convertido en la ‘zona 0’ de los desafíos mundiales. La DANA plantea de forma clara y directa, sin posibilidad de maquillar, el conflicto entre la vida y la muerte al que nos arrastra un sistema capitalista incapaz de parar un día para proteger a la ciudadanía porque prioriza siempre el beneficio económico de unos pocos en el corto plazo. Lo demás, chascarrillos que hieren e indignan, pero no nos desviemos de lo importante para evitar más muertes.

La negligente gestión de Mazón y su manipulación comunicativa ha generado mucha tensión, dolor, rabia, indignación y desafección política particularmente en los pueblos afectados, pero también en el resto. Ante ello, el PP valenciano, tira del manual ultra, insulta a las instituciones científicas como la AEMET y militariza el Gobierno. Se rompen las costuras de nuestro autogobierno imponiendo un teniente-general como vicepresidente ganando así el autoritarismo el pulso a la democracia.

No es un meme local, es una estrategia global. No le quitemos gravedad. Mazón con su huida hacia adelante después de haber provocado el caos, por su incapacidad de gestionar emergencias y su complicidad en agravar el cambio climático, busca dar un golpe de autoridad que le permita sobrevivir a corto plazo. Quizá haya habido quien, de buena voluntad, haya visto incluso bien que ante una catástrofe se escoja a un militar retirado. La desesperación y el caos hacen florecer la necesidad de un amo. Pero no hay lugar, es una cuestión de principios, de respeto a la soberanía popular y a nuestra tradición democrática tras cuarenta años de dictadura militar, por mucho que hoy el PP necesite apoyarse en sus herederos ideológicos. El vicepresidente-militar Gan Pampols, después de subirse el sueldo, ha sentenciado que no obedecerá ninguna jerarquía política y que no aceptará ninguna crítica política de Les Corts. No sé a ustedes, pero a mí me encaja con un golpe de Estado blando en toda regla.

Debemos proteger la democracia del autoritarismo del vicepresidente-militar, y, también del saqueo de sus amigos de la Gürtel que ya se frotan los bolsillos con la “reconstrucción”. La estrategia del PP, más allá de mentir y manipular, es “el ahora no toca hablar de política”, como en el franquismo, sino de trabajar todos juntos bajo su yugo y órdenes para reconstruir los pueblos, las casas, los negocios. La reconstrucción en manos de negacionistas es sencillamente una oportunidad más de saqueo.

Lo siento, pero no. Ahora más que nunca debemos politizar el malestar y reconocer que estamos ante un conflicto político enorme. Hay quienes como Mazón niegan el cambio climático, priorizan siempre las ganancias de unos pocos, prefieren el ‘sálvese quien pueda’ y para ello recurren al autoritarismo y los bulos. Mientras que otros, sigo pensando que la mayoría, defendemos la ciencia, el derecho a la vida, el bienestar y la democracia (con sus imperfecciones). Por ello, y por la dignidad de las víctimas, seguiremos llenando masivamente las calles hasta que Mazón y los suyos se vayan.

Necesitamos una respuesta urgente, con todos los recursos necesarios, para las familias que todavía no pueden llorar a sus muertos en paz, para las personas heridas, para quienes tendrán graves traumas por lo (sobre)vivido, para quienes han perdido sus casas, coches o negocios. Y, sin más demora, un debate de qué país queremos, de cómo luchamos contra el cambio climático, como protegemos la democracia del autoritarismo, de como adaptamos nuestros pueblos y ciudades a la nueva realidad climática, transformamos nuestro modelo productivo, garantizamos el derecho a la vivienda en barrios seguros y confortables. Y de cómo podemos pagarlo, sin duda, con más justicia fiscal de quienes más tienen. El resto no sería estar a la altura de los desafíos de la zona 0. 

Alberto Ibáñez es diputado de Compromís en el Congreso de los Diputados.