A los ricos, a los poderosos y a los machistas las agresiones no les salen caras
La Presidenta de la Federación de Mujeres Jóvenes da su opinión sobre el caso Rubiales.

Deberíamos empezar diciendo que SE HA CREÍDO EN LA VICTIMA. Por primera vez, deberíamos estar contentas. Pero en realidad la alegría que puede enmarcar este hito, en un contexto en el que tantas veces se ha puesto en duda la palabra de las mujeres, pero la resolución final se queda corta.
Rubiales no era un desconocido ni un igual. Era el presidente de la RFEF, con un poder jerárquico evidente sobre Jenni Hermoso y toda la selección. Su gesto no fue un simple beso, sino una demostración de dominación y de impunidad dentro de una estructura profundamente machista. Y lo que es más grave: tras la agresión, Jenni fue presionada, acosada y atacada públicamente para que se retractara, en una estrategia de encubrimiento que no ha sido suficientemente castigada.
Y ni hablar de la sanción económica, que es irrisoria, apenas una fracción de los más de 600.000 euros brutos que cobraba al año, un castigo simbólico que no disuade ni repara el daño causado.
Una vez más, la justicia parece tener un precio, y los poderosos pagan poco por sus agresiones. La multa es un precio ridículo para quien abusó de su poder y de su cargo. Una vez más, el mensaje es claro: a los ricos, a los poderosos y a los machistas las agresiones no les salen caras.