La bofetada del repartidor del vídeo del 'caranchoa' es la que muchos llevan esperando propinar para desahogarse de las ofensas o humillaciones sufridas. No obstante, el que haya hechos explicativos de la reacción, no la justifica, por desproporcionada y por eludir la vía racional de solución del agravio en favor de la violenta.