Nunca pensé que Casco Antiguo y mi barrio de Madrid, Vallecas, se parecieran tanto. Que fueran un tú a tú de emociones, de sensaciones, de vivencias... En Vallecas, al igual que en Casco, la gente anciana son un oasis de cultura que sólo pueden ver aquellos que no buscan el afán de protagonismo.