Ultranacionalista, principal representante del euroasianismo, es clara su influencia en la invasión de Ucrania y la independencia del Donbás, pero no es la mano que guía a Putin.
La globalización prometía un mundo con cada vez menos diferencias y cada vez más libertad que aceptaría e incluiría a todo el mundo. El nacionalismo actual resalta las diferencias, hace hincapié en las virtudes particulares asociadas con las personas políticamente definidas y busca infundir lealtad y compromiso al Estado y a sus emblemas.
Bienvenidos al final de la política tal y como la conocíamos. La victoria de Donald Trump, el peor candidato posible para afrontar los retos de este siglo XXI, inaugura una era de incertidumbre y de retroceso sobre los mejores valores del mundo occidental. Resulta difícil hacerse a la idea de que habrá que llamar presidente de la mayor potencia del mundo a un tipo tan errático, racista, misógino, mentiroso y ultranacionalista como el magnate neoyorquino.