Los que critican la designación de Gala León nada dicen de otros casos en los que el entrenador de equipos femeninos es un hombre, como el de la selección española de waterpolo, la de balonmano o la de baloncesto, donde la argumentación sería la misma en sentido contrario.
El deporte intenta limpiar su imagen machista y exclusiva a nivel teórico, si bien es cierto que el tradicionalismo inherente del propio deporte dificulta cualquier avance práctico. El mismo torneo de Wimbledon no igualó sus premios hasta 2007 y obliga a las recogepelotas a ir en falda, entre otros ejemplos.