Cumplimos una grave y trascendental misión: primero, no unirnos al aventurerismo amarillista; segundo, ejercer el oficio periodístico ateniéndonos al criterio deontológico de la veracidad; tercero, intentar que la derecha española dispusiese de un medio de referencia fiable y solvente y, cuarto, redactar un capítulo de la historia de ABC de la que sus propietarios pudieran sentirse satisfechos.