A los negros en Estados Unidos -el país que se autoproclama la mayor democracia del planeta- les están disparando por todas partes, donde sea que mires, por policías a plena luz del día, con testigos e incluso a veces grabado en vídeo. Sin embargo, con muy pocas excepciones, nada le ocurre a los policías que aprietan el gatillo. No hay acusaciones. No hay condenas. No hay cárcel.