Aprendí a volar en el interior de una cocina. Trabajé de la mano de grandes cocineros, en brigadas de grandes hoteles y en restaurantes con estrellas michelín. Compartir el vuelo con otros cocineros era fascinante. Pero, de repente, de la noche a la mañana, un consejo lo cambió todo: "Prueba a trabajar en Lakasa".