El Gobierno del PP ha propinado un zarpazo al derecho a la prestación de asistencia sanitaria, restringiendo los criterios para mantener estas prestaciones cuando los beneficiarios se desplacen fuera de las fronteras nacionales.
La tuberculosis es un buen ejemplo. Se cura si se trata correctamente, pero de lo contrario, puede derivar en serios problemas de la salud pública. Es una enfermedad que se asocia a la pobreza, a sistemas de salud frágiles o a políticas sanitarias deficientes. Hace unas semanas se conoció el caso de Alpha Pam.
Estas políticas de exclusión del sistema de salud son potencialmente peligrosas para la salud pública, son contrarias a la ética médica, y suponen un retroceso enorme en el respeto a la dignidad humana.