Mientras no cambien las políticas, España seguirá siendo un país de sol y playa. No obstante, el sol ha pasado a ser de pago, muestra inequívoca de oposición al progreso tecnológico. El país se ha convertido en un ejemplo mundial de malas prácticas en materia de autoconsumo eléctrico, con la excusa de preservar los ingresos de las eléctricas.