Las promesas de los islamistas sobre una reapertura de aulas a las estudiantes siguen sin cumplirse. De nuevo, eran un espejismo, un intento de lavar su imagen.
Los integristas se hacer fuertes, superando las oposiciones internas y sin nadie que les haga sombra, sometiendo a mujeres y niñas, con millones de ciudadanos desnutridos y anhelando un reconocimiento internacional que no llega.
Un grupo de mujeres ha protestado por el ataque a sus derechos desde un lugar secreto, después de que fuese dispersada una manifestación en la capital días antes.
Hay males acentuados e impuestos: la llegada de los islamistas ahonda la crisis económica y de recursos ya existente, mientras se persigue a la prensa o las mujeres.
Los islamistas arrasaron en la guerra, pero ni tienen el amor de la calle ni paz en sus propias filas. El país afronta el éxodo, el hambre y la miseria.
Dicen que hay "problemas técnicos" para conformar el gabinete, pero se anunciará "pronto". Dan largas sobre unas posibles elecciones. "Es muy pronto", alegan.