El acuerdo entró en vigor en 1995, y desde entonces, el espacio Schengen ha crecido significativamente, convirtiéndose en la mayor zona de libre circulación del mundo.
El país ya disponía de controles en las fronteras con Polonia, República Checa, Suiza y Francia, pero desde hoy se extienden también a Luxemburgo, Bélgica, Países Bajos y Dinamarca.
Bruselas pide aclaraciones sobre un nuevo sistema de visados y permisos de trabajo que permiten la entrada sin control en el territorio Schengen de ciudadanos rusos.
Los Veintisiete se abren a negociar la reforma del Código Schengen tras vivir situaciones clave como la pandemia de la covid o la crisis migratoria entre Bielorrusia y Polonia.
El Consejo Europeo sería el ente que asumiría esta potestad para decretar a propuesta de la Comisión el cierre general y así evitar medidas individuales de cada país.
De un plumazo el coronavirus nos impidió viajar con libertad y nos devolvió a la Europa prerromana. Para que luego digan que los virus no entienden de fronteras.
Los viajeros deberán rellenar un documento con los datos de localización, información sobre si han pasado la enfermedad y someterse a pruebas de control.
En este contexto de crisis se ha desatado como nunca en la historia de la UE la cultura del odio al diferente y al otro. Se ha recrudecido la explotación de chivos expiatorios y una competencia cruel y darwinista por recursos sociales escasos.