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Y de repente, un gobierno

Y de repente, un gobierno

Es la última apuesta de Rajoy porque sea el tiempo, ese viejo amigo, el que acabe por abrasar el liderazgo de Sánchez. Porque cada vez que habla Iglesias, arde un socialista: ven en su desprecio mal disimulado un anticipo de la agonía que será gobernar juntos. Saben también lo que Rajoy ha vuelto a recordar hoy: que gobernar no son sólo números y aritmética, es necesario coherencia. El PP tiene mayoría absoluta en el Senado, y ninguna reforma Constitucional puede hacerse sin su consenso. Pero de repente, un posible gobierno se ha hecho visible. Sánchez tiene ahora dos ofertas sobre la mesa.
España rompe con su pasado

España rompe con su pasado

Los españoles vamos a dar la bienvenida a 2016 sin saber qué gobierno nos espera: si Mariano Rajoy conseguirá repetir mandato, o si será una coalición de izquierdas liderada por el PSOE, o si tendremos que volver a las urnas el próximo mes de mayo. Son nada menos que tres escenarios, todos ellos sumamente complejos de construir, los que se abren después de un 20-D en el que la única certeza es que este país ha roto con su pasado.
Por qué acierta Rajoy al recibir a Rivera e Iglesias

Por qué acierta Rajoy al recibir a Rivera e Iglesias

Acierta Mariano Rajoy cuando decide abandonar el autismo político y reunirse con Albert Rivera y Pablo Iglesias tras hacerlo con Pedro Sánchez. Abrirles las puertas de Moncloa a menos de dos meses del 20-D supone investirles como interlocutores para solucionar el embrollo político-judicial en Cataluña. Ya sabemos a dónde nos ha conducido el inmovilismo del PP y no es razonable pensar que cambie ahora de rumbo, pero este destello de sensatez no puede empeorar las cosas.
Aló, presidente Iglesias

Aló, presidente Iglesias

Este 17 de octubre de 2015, el corresponsal de la BBC, apostado a la puerta de Moncloa, explicaba en directo que el mayor error de la clase política española había sido confundir el fenómeno Podemos con Pablo Iglesias: despreciar primero y atacar después a la persona, sin entender la marea que había detrás. Seguía hablando mientras llegaba el momento más esperado: el anuncio de las primeras medidas de gobierno. Las especulaciones eran de todo tipo, pero nada se sabía con certeza. Había llegado la hora de la verdad.