Con los resultados de las elecciones europeas, al aparato de Ferraz le será difícil contener la ansiedad de una militancia que hace meses que clama por el cambio y, por tanto, su hoja de ruta. A la vista del histórico batacazo, noviembre puede convertirse en julio; las primarias, en un congreso extraordinario y Alfredo Pérez Rubalcaba en un secretario general que no acabe el mandato de cuatro años.