ricos

"Con un golpe de suerte, podrás ser rico y tenerlo todo"

"Con un golpe de suerte, podrás ser rico y tenerlo todo"

Recuerdo una actividad con niños de cuatro o cinco años, en un contexto de juego en el que ellos se transformaban en distintos personajes: animales, objetos, personas en distintas situaciones y, entre otros, pobres y ricos. Cuando eran pobres gimoteaban, daban pena; sin embargo, cuando representaban a los ricos, daban saltos de alegría.
Ponga un pobre en su mesa

Ponga un pobre en su mesa

Según la aspirante a alcaldesa, los mendigos que duermen en la calles de Madrid espantan el turismo. Por eso sería deseable sacarlos de la vía pública y alojarlos en albergues. Sin entrar en la viabilidad económica de tal medida, hay un par de cuestiones que valdría la pena plantearse.
La desigualdad como amenaza

La desigualdad como amenaza

Junto a consecuencias estrictamente económicas, la ampliación de la desigualdad en modo alguno favorece el fortalecimiento de los sistemas democráticos, la participación e identificación de la mayoría de la población con sus instituciones.
La curva del Gran Gatsby

La curva del Gran Gatsby

El poder económico y el poder político, en comandita, separan cada vez más a los ciudadanos en lugar de que avancen juntos, de modo que es inevitable que se intensifiquen las tensiones sociales y aumente el riesgo de ruptura social.
La pobreza no es una fatalidad

La pobreza no es una fatalidad

Hay caminos realizables para erradicar la pobreza y la comunidad académica ha de estar comprometida en favorecerlos, plantearlos y defenderlos. Es un compromiso ineludible. Porque donde hay justicia, no hay pobreza (Confucio).
Más desigualdad, menos justicia, menos democracia

Más desigualdad, menos justicia, menos democracia

¿Qué hacer? Demostrar que más desigualdad es menos futuro. Luchar por más transparencia, para que se pueda saber quién defiende qué, y qué intereses hay detrás. Luchar de manera global por la legalidad fiscal. Avanzar en la creación de una tasa sobre las transacciones financieras. Y sobre todo, ser consciente que luchar por la democracia no es sólo luchar para que cada cuatro años haya elecciones.