Fidel, tú destruiste a un país, y en el mismo sentido destruiste tu legado. Como un gran carnicero rasgaste con un cuchillo muy bien afilado el tejido social. Sabías bien por dónde cortar: la familia. Sin tener en cuenta lo que había pasado con la tuya. Toda la emoción y esperanza popular que lograste en un principio la pervertiste después con tus caprichos, tu terquedad, tu mesianismo.