Hay otras vías, otras posibles salidas. ¿Fáciles? Ninguna lo es. Pero antes de que Artur Mas acabe por intoxicarse del todo con su propio ardor guerrero, antes de que la frustración entre los catalanes estalle, antes de que la corrupción negra, la blanca y la gris arrastre lo mejor de la Transición por el desagüe, ¿no podría el presidente del Gobierno tomar la iniciativa? No espere al 10N, Sr. Rajoy. Eso sí sería una excelente noticia, para quienes creemos que la convivencia aún es posible.