Un mundo sin privacidad, o bien nos empujaría a convertirnos en personas planas a fuerza de reprimir todos los comportamientos y opiniones que pudieran ponernos en peligro, o bien nos haría correr riesgos incalculables. La falta de privacidad en Internet es una realidad que ya está moldeando nuestras vidas.
Cuando se trata de estafas tecnológicas, hay ocasiones en las que uno no sabe muy bien si echarse directamente a temblar o reconocer el ingenio maligno de los timadores, y temblar después.