¿Por qué es importante la privacidad?
Un mundo sin privacidad, o bien nos empujaría a convertirnos en personas planas a fuerza de reprimir todos los comportamientos y opiniones que pudieran ponernos en peligro, o bien nos haría correr riesgos incalculables. La falta de privacidad en Internet es una realidad que ya está moldeando nuestras vidas.
El 5 de junio se cumple un año desde que las revelaciones de Edward Snowden sobre las prácticas de vigilancia por parte de agencias de inteligencia comenzaron a publicarse en la prensa. Vivimos un momento histórico crucial en cuanto a la privacidad en Internet. Las leyes que se instituyan hoy para regular la información en Internet serán determinantes para el tipo de sociedad que tendremos mañana.
En este contexto merece la pena no dar por sentado el valor de la privacidad, detenerse y preguntarse por qué es importante. Hay quien piensa que si uno no está haciendo nada malo o ilegal, entonces no tiene por qué preocuparse de estar siendo vigilado. Sin embargo, como defenderé a continuación, la privacidad es importante para muchos aspectos de la vida que no necesariamente están ligados a la criminalidad.
Tener privacidad significa tener una zona (metafórica, no necesariamente geográfica) libre de observadores. Las ventajas de la privacidad pueden dividirse en dos: las privadas y las políticas, aunque ambas están relacionadas.
En el ámbito privado, la privacidad es necesaria para que podamos mantener relaciones sociales variadas. Las personas tenemos y mostramos diferentes facetas de nosotros mismos en función de cada contexto. No nos comportamos de la misma manera con nuestra pareja, con nuestros amigos y con nuestro jefe. Es en parte gracias a estas facetas que podemos gozar de relaciones con diferentes grados de intimidad y cercanía. La riqueza de la variedad de nuestras relaciones sociales es importante para que nuestro desarrollo personal sea multidimensional y pleno. Para mantenerla, necesitamos tener control sobre las facetas de nosotros mismos que enseñamos a cada persona.
En el ambiente laboral, al ayudar a preservar secretos corporativos, la privacidad protege la competitividad empresarial. También protege a las personas de la discriminación. Por ejemplo, controlar la información que compartimos impide que cualquier empresa pueda aprovechar información que, sin ser muchas veces relevante para el desempeño profesional, podría influir en la decisión sobre un contrato y en las condiciones del mismo.
La privacidad permite y facilita los cambios de rumbo vitales, la superación de errores. En un mundo sin intimidad un Jean Valjean nunca podría convertirse en un Monsieur Madeleine. En este sentido un paso importante es la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea a favor del "derecho al olvido".
La privacidad nos proporciona seguridad y relajación; nos permite resguardarnos en una zona libre de intrusiones y miradas externas para hacer aquello que no haríamos en público por pudor, miedo al ridículo, o miedo a lo que otros puedan pensar de nosotros. Mientras más acceso e información sobre nosotros tengan los demás, más vulnerables somos ante ellos. Los espacios privados son aquellos en los que podemos practicar actividades nuevas sin temor a equivocarnos, buscar información delicada, probar ideas nuevas sin comprometernos públicamente, inventar libremente, relajarnos sin necesidad de cuidar nuestra apariencia o nuestro comportamiento. Por ello, la privacidad favorece la salud mental, la creatividad, el pensamiento independiente y el desarrollo personal. Es verdad que la privacidad también puede permitir que se cometan crímenes a puerta cerrada (violaciones, por ejemplo); pero lo importante es calcular si el beneficio de no tener privacidad supera los riesgos y las desventajas, sobre todo considerando que hay otros métodos para prevenir y denunciar los crímenes que se puedan cometer en privado.
En el ámbito político, la privacidad protege a las sociedades democráticas y pluralistas. La libertad política requiere que las personas tengan el derecho de mantener en secreto su voto, sus asociaciones, y sus ideas políticas, si así lo desean. Este requisito es particularmente importante para proteger a las voces disidentes. La vigilancia informática ya ha sido usada para impedir protestas (en Egipto, Turquía, y el Reino Unido, entre otros). Siempre habrá gobiernos, empresas, o individuos que tengan interés en callar a ciertos ciudadanos, y una forma de proteger a estos últimos es permitiendo que escondan información o facetas sobre sí mismos que podrían ponerlos en peligro ante quien busque hacerles daño o impedir su libertad de expresión. Uno podría pensar que, quien no es activista o disidente, no tiene nada que esconder, ni por tanto temer políticamente. Sin embargo, como no podemos predecir los gobiernos que habrá en el futuro, tampoco podemos saber si algún día tendremos algo que esconder. Ahora mismo, la vigilancia informática permite la investigación en retrospectiva, pues nuestros datos están siendo almacenados.
Un mundo sin privacidad, o bien nos empujaría a convertirnos en personas planas a fuerza de reprimir todos los comportamientos y opiniones que pudieran ponernos en peligro, o bien nos haría correr riesgos incalculables. La falta de privacidad en Internet es una realidad que ya está moldeando nuestras vidas, cobrando víctimas, teniendo consecuencias graves. Con un poco de esfuerzo, casi cualquier individuo, empresa, o gobierno puede saber hoy más sobre nosotros que lo que ninguna agencia de inteligencia había podido averiguar sobre los individuos en el pasado. No es sólo tu email o tus documentos los que son vulnerables a violaciones de privacidad. La cámara y el micrófono de tu ordenador y de tu móvil pueden ser los ojos y oídos de otros en tu propia casa, durante tus momentos más íntimos -se pueden encender y pueden grabar sin que te des cuenta, sin que siquiera se encienda la luz de la cámara que indica que está funcionando.
Los gobiernos más poderosos del mundo argumentan que la vigilancia masiva es necesaria para la seguridad pública, pero hay razones para dudar de su eficacia. Un panel de la Casa Blanca que evaluó la cuestión llegó a la conclusión de que no hay evidencia de que la vigilancia por Internet haya evitado ni un solo caso de terrorismo. Dado que los beneficios en materia de seguridad son cuestionables, quizás los porqués principales de las violaciones de privacidad que estamos sufriendo tienen más que ver con motivos económicos y de política internacional. No hay que olvidar que la estructura de Internet que permite violaciones de privacidad es altamente lucrativa; nuestros datos están a la venta. Asimismo, es útil recordar que Estados Unidos ha utilizado su sistema de vigilancia para espiar a líderes políticos internacionales.
Si bien los beneficios de la arquitectura de vigilancia no están claros, sí hay evidencia de los efectos nocivos que está teniendo en la población. En un estudio encargado por la organización de escritores PEN America y llevada a cabo por el FDR Group en 2013 se descubrió que uno de cada seis escritores ha evitado escribir o hablar sobre temas que pudieran hacerle objeto de vigilancia por parte de agencias de inteligencia. Al forzar a los escritores a autocensurarse por miedo a posibles conflictos o represalias, la vigilancia en Internet ya está deteriorando la esfera pública y privada.
Estamos a tiempo de tomar medidas que garanticen que a nuestra casa, a nuestras zonas de privacidad, sólo entren las personas a quienes nosotros hemos invitado a entrar. Aprovechemos este momento histórico en el que los principios que regularán nuestra privacidad están todavía por definirse. Exijamos y propongamos leyes y herramientas que nos protejan.