La fascinación que ha generado Marcos Benavent, el hombre clave en la Operación Taula gracias a los centenares de grabaciones que ha sacado a la luz, se debe no sólo a la transformación física radical que ha sufrido sino también a la supuesta revelación mística que le ha llevado a desenmascarar la trama de corrupción.
El PP ha entrado en modo "corrupción al descubierto" y le crecen los enanos. El último, Alfonso Rus. Y no porque haya dado un estirón (ya le gustaría), sino por ser otro miembro aventajado dentro de una organización que ha gestionado la Res publica como si fuera la Cosa Nostra.