Los accidentes petrolíferos son sólo el primero de los cuatro perjuicios que causa el negocio de los combustibles fósiles. Por muy serios que sean, sus daños son locales, relativamente infrecuentes y muchas veces remediables. Los otros tres , en cambio, son globales y casi seguros. El segundo, el peor de todos, es la aceleración del calentamiento global.