papeles de panamá
Los papeles de Panamá: pruebas de la necesidad de un cambio
Mientras vivamos en una sociedad que glorifique la riqueza y el poder, no debería extrañarnos conocer más casos de aprovechamiento para adquirir poder y riqueza. Pero en un mundo donde todos estamos interconectados y dependemos unos de otros, esa forma de pensar es letal social y económicamente.
Refugiados y papeles de Panamá: los muros al revés
La semana pasada coincidieron en la actualidad informativa dos temas aparentemente lejanos. Por un lado, el inicio de las devoluciones a Turquía de refugiados que llegan a las costas griegas, en medio de fuertes críticas y de la falta de capacidad efectiva en el lado Europeo. Y por otro, el nuevo escándalo fiscal, a cual mayor, de los papeles de Panamá.
Las claves de la semana: Atrapado por la derecha
Se acabó. La cara y la voz del vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, puso fin el jueves por la tarde a la utopía que perseguía Pedro Sánchez, esto es ser investido presidente del Gobierno con el apoyo de Podemos y Ciudadanos. De haberlo logrado, como dice uno de sus barones, hubiera sido merecedor del Nobel de la Política.
El escándalo de los papeles de Panamá: crónica de un crimen
En conclusión, incumbe a la sociedad la obligación de dotarse de las herramientas necesarias y suficientes para hacer frente a uno de sus mayores retos: el fraude fiscal. Quiero pensar, quizá con razón, que recurrir al derecho penal debe ser el revulsivo de los estados democráticos y de derecho cuando el de las élites económicas consiste en agrandar aún más la brecha de la desigualdad. Es una cuestión de decencia.
El sastre de Panamá hace trajes con papeles
Al infierno (fiscal) y a la nada (financiera) están condenados los pobres paganos, los que con su nómina y su salario (a veces también con su conciencia recta y justa) pagan los impuestos debidos y contribuyen al mantenimiento de los servicios sociales y comunitarios básicos. Pero luego están los amparados bajo el amoroso manto de santa Thatcher y san Reagan, los buenos, los llamados a morar en el paraíso (fiscal).