Una gran parte de tener un orgasmo es hacer sonidos. Jadeos, sonidos guturales, gimoteos, gritos. Lo que te salga. Si reprimes estos sonidos, estás parando o, al menos, dificultando tu orgasmo, porque estás dejando el presente y estás escuchando a la voz de tu cabeza decirte: "No hagas ese ruido. Suenas rara" o "Cállate. Alguien te puede oír".
Fui al taller porque estoy haciendo una investigación sobre el orgasmo femenino para un nuevo libro. Me fui del taller con la sensación de que me habían mostrado el verdadero secreto del empoderamiento femenino: ser las dueñas de nuestros orgasmos.