Sin duda
35 años de democracia no han conseguido que el nacionalismo español acepte que no puede asimilar a toda la nación catalana a golpe de constitución. Hay demasiados problemas y retos de carácter social, económico y cultural por solucionar en Catalunya y el tiempo y la energía social que dedicamos al conflicto con el Estado español es un lujo que no podemos permitirnos.