"¿Has recibido un comunicado de la "Guardia Civil de Tráfico" vía @WhatsApp sobre robos de coches en parkings de centros comerciales? Ni es nuestro ni es cierto", avisa la Benemérita.
No hay personas tóxicas, sino seres humanos con problemas. Tóxicas son las setas, y sólo algunas. Parece como si los "no tóxicos" fueran cántaros vacíos donde los "tóxicos" pueden verter sus maldades. Pero con estos mensajes se cae en una dualidad peligrosa: los demás son malos y uno es una víctima.
El perjuicio psicológico de mentir, de falsear la realidad, es enorme. Adherirse a la verdad produce orden mental, firmeza e inteligencia. Hablamos de ello desde la Biblioteca Nacional de España, en Madrid.
El madrileño es de asfalto, de su supermercado al que pueda ir andando, de sus atascos, de gritar valientemente al resto de conductores con la ventanilla subida de saber que tiene al lado el Museo del Prado aunque no lo pise, de poder ir al teatro, aunque el último espectáculo que pisó fuera el circo de Teresa Rabal unas navidades en los 80...
Comprender a Aznar es como intentar ver a través de un cristal empañado: difícil. Aunque con algunos oyentes esta estrategia funciona, el proverbio castizo advierte de que habla con la boca pequeña el que no es sincero, ¿será que Aznar no es tan grande como quiere que creamos?
Son perfectamente conscientes de lo que hacen y saben diferenciar entre el bien y el mal. Pero antes de reconocer que mienten, revientan. No se trata de una enfermedad, sino de una fea costumbre que juega con la ética y la falta de respeto hacia los demás.