Esta mañana las he contado: en la media hora que dura el trayecto hasta mi trabajo, he visto doce. Doce mujeres con medias negras, tupidas, opacas. Las había jóvenes, estilosas, cincuentonas, desaliñadas burguesas... Las parisienses padecen lo que he decidido calificar como «síndrome de las medias negras».