Esta semana se ha resuelto un caso, el del asesinato de la joven Eva Blanco, que se produjo hace 18 años. Estoy seguro de que el criminal nunca pudo suponer que en todo este tiempo, ejemplares servidores públicos habían estado investigando, que habría personas que, por sentido del deber, en ningún momento se dieron por vencidas. Al leerlo me he acordado de otra detención, en Bermillo de Sayago, que con toda certeza aceleró el final de la violencia de ETA.