En España ya somos más de 250.000 vapeadores, que fumamos pero soltando vapor, con nicotina o sin ella, y sin inhalar las alrededor de 4.000 sustancias nocivas del tabaco, de las cuales más de 50 son cancerígenas. Trabajemos, pues, por crear una legislación apropiada. Esa es la vía. No la prohibición.
El cigarrillo electrónico es un fenómeno emergente debido a una expansiva estrategia comercial que aprovecha la novedad del dispositivo y la desregulación del sector. Muchos son los interrogantes que despierta su uso, empezando por la falta de regulación y controles de calidad.