También plantea la aprobación de una Ley de Libertad de Conciencia, Religiosa y de Convicciones, como pactó con Unidas Podemos en el acuerdo de Gobierno.
En un tiempo en el que la universidad corre el riesgo de quedar dominada por los intereses mercantiles (sobra la filosofía y sobra también la teología), es necesario incorporar saberes como la teología, que va más allá del pragmatismo, y dimensiones de la vida que evitan el pensamiento único, reivindican la mirada utópica, superan la tecnocracia y alimentan las visiones holísticas.
Cuando se habla de la modélica Transición y de los esfuerzos que hubo de hacer entonces la clase política para acometer el periodo histórico que vivimos, se olvida que un régimen como el actual, que mantiene los privilegios de una confesión religiosa, no debería ser motivo de tanto ensalzamiento, pues esos privilegios derivan de la dictadura.
Creerse o no el dogma católico de la Inmaculada Concepción es una cuestión estrictamente personal. Ahora bien, que en pleno siglo XXI sea aún día festivo en el calendario civil de un país cuya Constitución declara que ninguna confesión tendrá carácter estatal es un despropósito.
Este es el PSOE que me gusta, donde no hay verdades absolutas, donde no hay personas con la varita mágica para solucionar los problemas, donde triunfa la diversidad, el respeto, luchar por los principios de siempre pero con la gran cantidad de matices que tiene nuestra organización.