Como no podía ser otra manera en un pintor que amaba tanto el natural, Sorolla se embarcó en 8 años de agotadores viajes por casi todo el país, donde en su búsqueda de las imágenes que representaran España, estudia de primera mano los vestidos populares, los pinta, en grandes estudios que hoy en día conservan su Casa Museo, gouache, dibujos, toma fotografías y compra una pequeña, pero muy significativa colección de indumentaria popular.