Muchos se equivocan al pensar que los introvertidos somos personas antisociales. Para nada. Podemos ser muy sociables. Ni me escondo en las fiestas ni me paso el día entero deseando estar sola. Necesito el contacto con la gente, como todo el mundo, pero también me gusta (y necesito) estar sola para recargar energías.
Tengo que confesar algo: no soy la persona que creéis que soy. Odio los actos sociales. Odio las charlas insustanciales y nunca sé con quién debería ponerme a hablar. No me gusta plantarme ante la gente y empezar una conversación, nunca se me ha dado bien hacerlo con extraños. Pensaba que era una extrovertida pasota, pero no.
En ocasiones, los padres piensan que sus hijos necesitan cambiar, cuando es su entorno el que necesita un cambio. No todo el mundo trabaja bien en grandes grupos. Puede que el trabajador silencioso y reservado no sea el que más destaque, pero quizás es el más eficaz.
Soy un pesimista en recuperación. Pero, paradójicamente, el pesimismo ha sido un combustible genial para el crecimiento personal. Las patéticas preocupaciones sobre las miserias de la vida me han llevado a luchar por el mejor mundo posible. Y el mayor pesimista de la historia es Ígor.
Hola, somos nosotros, los introvertidos. Sólo queríamos escribir una nota breve a todo el mundo para aclarar las cosas. Sabemos que a veces somos un poco enrevesados e incluso irascibles, pero os queremos. Por eso hemos creado una lista con los puntos que deberíais tener en cuenta.