Los niños llevan un mes sin ir a clase, aterrados por los golpes, vejaciones y humillaciones de sus acosadores, que grababan en vídeo lo que les hacían.
Los adolescentes necesitan acostarse más tarde por sus cambios corporales. Pidamos un horario de conciliación real del joven con su cerebro, permitamos que desarrollen su futuro sin ponerles más trabas de las que hay, que ya se les está haciendo duro. Seguro que aplaudirán la medida.
Con la llegada del nuevo curso, los profesores de Lengua y Literatura se enfrentan a la difícil tarea de convertir a sus alumnos en los lectores del mañana y conscientes de la aversión que puede llegar producir el aprendizaje del hábito lector, tratan de hacer que las lecturas obligatorias lo sean menos.