El presidente de EEUU promulga una norma que permite detener a los inmigrantes que hayan cometido delitos menores o los acusen de agredir a un agente de policía.
La Corte Penal Internacional y la oposición le pide explicaciones después de que este martes no retuviera Osama al Masri, sobre el que pesa una orden de arresto por crímenes de guerra.
Sus decretos abarcan temas que van desde el comercio, la inmigración y la ayuda exterior hasta la diversidad demográfica, los derechos civiles y la contratación de empleados federales. Unos impacto político inmediato, otros son más simbólicos.
Un grupo de 18 estados progresistas demanda al republicano por intento de acabar con un principio clave de ciudadanía. "No tiene autoridad para reescribir o anular una enmienda constitucional", dicen.
Alega que esta decisión "empodera" a los agentes de migración a "seguir las leyes" y capturar a los que llaman "criminales extranjeros". Biden tenía dada orden de evitar estos lugares.
El ultra ha pasado a la historia de la política gala y europea por haber resucitado a la derecha radical, convirtiendo al extranjero en el centro de su mensaje. Sus declaraciones racistas, negacionistas y antisemitas le acarrearon varias condenas.
Las cifras de este sábado elevan las llegadas desde Nochebuena a 1.541 personas a bordo de 28 embarcaciones, en un año que ha vuelto ser récord con la llegada de unas 46.000 personas.