Poner por delante al único rey mago de raza negra es un gesto y un deseo de que la localidad sea ejemplo de "solidaria, inclusiva, diversa y tolerante"
Cada vez que alguien, ante dificultades que le salen al paso a Antón, me dice algo parecido a "pues como todos los niños, ¿no?", me enfado mucho. No es así, ni por el volumen, ni por su peso, ni por las herramientas que él pueda tener para hacerles frente, en comparación a otros niños que han nacido con su vermis cerebelosa intacta.
Hay dos cosas que creía desterradas de las escuelas: los piojos y los regalos para padres y madres del mundo. Me equivoqué. Cada mes de marzo, llega la misma comedia de regalos envueltos por entregados profesores. En ocasiones, repiten tópicos sexistas, con corbatas dibujadas para los padres y flores bucólicas para las madres.
Un dolor provocado, principalmente, no por las limitaciones en las capacidades de Antón sino por sus dificultades para ser aceptado como un igual. El dolor por su dolor. El dolor por su frustración. El dolor por su tristeza. Dolor que se acaba transformando en rencor. Contra todo y contra todos.