Soria llevó la ayuda a las grandes compañías al extremo, y su arrogante política ha conseguido, entre otros dudosos logros, que el mayor inconveniente para la exportación industrial española no sea de orden salarial, laboral o del coste del despido, sino que el precio de la energía sea un 43% superior al de los países directamente competidores: Reino Unido, Francia, Italia y Alemania.