Cada vez hay más delitos de odio motivados por la orientación sexual, pese a que algunos intenten minimizarlo tras la falsa agresión al joven de Malasaña.
A los 22 años, le pregunté a mi compañera de piso si creía que yo podía ser bisexual. Siempre me había identificado como una persona heterosexual y había tenido unos cuantos novios y compañeros sexuales, pero, a medida que crecía, me daba cuenta de que también me atraían las mujeres.