Capriles quiere ir a las elecciones legislativas y Guaidó se niega. Así lleva toda la vida la disidencia, dividida por ideologías, liderazgos y apuestas.
En Venezuela, la violencia política ha ganado enteros desde la muerte de Hugo Chávez en 2013. Nicolás Maduro ha ido sufriendo ingentes pérdidas de popularidad, sobre todo, por la creciente agitación social, la profunda recesión económica, la crisis energética y de abastecimiento y una mayor capacidad de confrontación por parte de la oposición.
No es descartable que el pueblo venezolano esté sufriendo un autogolpe de estado en diferido cuyo objetivo a medio plazo sea, en paralelo al deterioro de las condiciones de subsistencia, crear el contexto para acabar justificando una intervención de mayor calado como sería la cancelación de las elecciones parlamentarias previstas para la segunda mitad del año.